XXI. Graviter te rogo, dammit.

El hombre es el único animal que se atormenta por un pasado que no puede cambiar y le preocupa un futuro que no sabe si llegara. Odio hablar del futuro porque todos lo que lo han hecho se han equivocado, y porque de pequeño mi madre me contaba el cuento de la lechera.



Simplifiquemos si dentro de 30 años hay personas habrá niño y conocimiento. Siendo probable que siga habiendo educación. A lo mejor se ha pasado la moda absurda de pensar que los problemas de la educación son nuevos.

Damos mucha importancia a la novedad y al tiempo, como si fuéramos capaces de reinar sobre él. Lo mítico seria hablar del tempus fugit o el memento mori o el carpe diem. Pero prefiero ser aún más clásico, que visto lo visto ahora eso es lo más punki en educación, hablemos de Cronos y de Kairos. Cronos es la deidad del tiempo cuantitativo, mientras que Kairos es el tiempo cualitativo. En la mitología cronos cortaba las alas a cupido, por aquello de que el tiempo mata hasta el amor, mientras que Kairos era el que recordaba que el presente, por breve que sea, es lo único que existe y como tal lo único importante.



Dejémonos de futuros ideales, no caigamos en un buenismo rancio e impuesto. Seamos recios y miremos al presente a la cara. Dejemos la mística ojalatera para los futurólogos: ojalá hubiera otra ley educativa, ojalá gobernara tal partido, ojalá tuviera menos alumnos, ojalá… El mundo necesita profesionales, no tazas de mister wonderfull con patas y la nueva pedagogía probada en unos niños de un pueblo de Wisconsin bajo el brazo.   

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