VIII. Mali parentes, mali magistri et pigri discipuli

Los derechos de los niños fue una carta de pretensión universal que firmo España, en la cual se defiende el legítimo derecho a tener una educación digna para todos los niños. Sin entrar en el evidente hecho de que las cartas universalistas de este estilo tienen el mismo valor que los NFTs, lo que ocurre es que es sorprendente que firmemos un acuerdo entre varios países para asegurar la igualdad de educación en el mundo y en España no exista esa igualdad.



Castilla y León podría ser el tonto de la clase, ya que al ser una de las comunidades autónomas con mayor exigencia y mejores resultados en selectividad sus alumnos sufren una injusticia. Ya que el 14 sobre 14 vale igual vengas de donde vengas. Pero los últimos serán los primeros, y más nos vale pasar por la puerta angosta, no vaya a ser que el conocimiento nos diga que no nos conoce cunado llamemos a su puerta.

Parafraseos bíblicos a parte la descentralización de la educación para Castilla nos ha permitido no caer en el pozo de mediocridad de otras comunidades autónomas; salvo que se iguale por arriba, algo que no va a pasar con la incompetencia política que tenemos, prefiero lo malo conocido que lo bueno por conocer.

Es paradigmático, cuanto más actual e incluyente que hacemos la educación más gente necesita academias para cursar las asignaturas. Después de dar clases particulares los últimos 10 años he llegado a una conclusión: hay profesores malos, hay alumnos vagos y sobre todo hay padres que no procesan los fracasos de sus hijos.

En esos años nunca vi a ningún alumno que no fuera de llegar a los contenidos mínimos para aprobar, en cambio he visto padres que sienten lastima y frustración ante los suspensos de sus hijos. Se habla del nivel socioeconómico, pero se habla poco del lastre que son algunos padres para sus hijos.

La mayoría de las veces que me contrataron era para decir a sus hijos los que ellos no querían decirle: la verdad. He sido más un psicólogo que un profesor. Lo mismo para aquellos que eran genios vagos, no les hace falta un profesor particular, les hace falta que ordenen sus prioridades.


Por eso cada vez que me tocaba ir de nuevas a una casa a conocer a un nuevo alumno le decía siempre lo mismo: mi tiempo vale más que lo que me pagan tus padres por darte clase, si no pretendes estudiar y no cambias tus prioridades, termina la eso y vete a una obra o a trabajar el campo que son sitios donde faltan manos. Donde sobran manos es en las universidades, y la mediocridad no te llevara a ningún sitio. Si quieres cambiar tu actitud y necesitas ayuda para ponerte al día aquí está mi número, si necesitas una excusa más para dormir bien por las noches búscate otro profesor particular.

Después les decía a los padres lo que le habia dicho y que le dieran una semana. Siempre me terminaban por escribir y pedir ayuda. Todos terminaron por ser buenos estudiantes, pero solo a costa de ser le “poli malo” que los padres se negaban a hacer.

Soy filósofo, mi labor es contagiar el amor por la sabiduría, pero nadie puede amar por obligación. Si la escuela hubiera más ideales y corazón, y menos expertos y burócratas puede que la gente que apuesta por la educación en casa fueran un grupo más de idiotas como los terraplanistas, los antinucleares o los antivacunas… 

Comentarios

Entradas populares